Detén el brazo omnipotente que nos golpea, para que por tus oraciones y las de tu Santísimo Esposo, el Corazón de Jesús sea movido a compasión y perdón. Por último, te prometemos, oh gloriosa Madre oraciones a la virgen maria de Dios y amorosa Madre de los hombres, dedicarnos de todo corazón al servicio de tu bendito culto, para apresurar y asegurar, por la soberanía de tu Inmaculado Corazón, la venida del Señor.
- Dios mío, creo en ti; fortalece mi fe.
- Te doy gracias como mi Benefactor constante, te invoco como mi Protector soberano.
- Todas mis esperanzas están en ti; asegurarlos.
- Te quiero; enséñame a amarte cada día más y más.
Saquen de entre nosotros a otros ministros cuyos dones espléndidos fortalecerán nuestra comunidad. Levanta personas en la vida religiosa que con su testimonio inusual del Evangelio nos llamen al amor de Dios y del prójimo. Has envuelto la pequeñez de nuestra humanidad en tu divinidad. Llénanos a todos de tu Espíritu Santo. Señor, sé que me amas y tienes grandes planes para mí.
Pero a veces me abruma la idea de mi futuro. Muéstrame cómo caminar hacia adelante un día a la vez. ¿Puedo animarme mientras busco abiertamente qué es lo que quieres que haga con mi vida? Inspírame sabiduría y entendimiento para ver tu visión de mi vida y responder con franqueza a lo que sea que me llames a ser.
Sostenga a los obispos, sacerdotes y diáconos, consagrados y consagradas, y a todos los bautizados en Cristo, para que cumplan fielmente su misión al servicio del Evangelio. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Estimado San Antonio, GRACIAS por responder a mis oraciones. Dios bendiga a todos los ángeles y santos. Apacigua la ira divina tan justamente inflamada por nuestros crímenes; Ruega a Jesús misericordia por tus hijos. En medio de los esplendores de la eternidad, no olvides los dolores de los que sufren, de los que rezan, de los que lloran.
Dios misericordioso y amoroso, nos has bendecido con el privilegio de convertirnos en padres. Le pedimos que nos brinde todo lo que necesitamos para aceptar esta asombrosa responsabilidad. Oramos para san antonio que estemos abiertos a su espíritu, que es nuestra fuente de fortaleza, mientras testificamos a nuestros hijos su amor por cada uno de ellos y su deseo de que sean felices y vivan una vida plena.
Oración a San José
Dios misericordioso, eres la presencia gentil, la luz pacífica que llena todo nuestro mundo. Creemos que cuidas a todas tus criaturas con sabiduría y amor. Cuida de nosotros, tu Iglesia, este día.
Danos toda la gracia y el valor para vivir nuestro bautismo como fieles discípulos de tu hijo Jesucristo. Danos buenos pastores que nos llamen al amor y al perdón y nos guíen en la adoración.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Oh Padre, levanta entre los cristianos abundantes y santas vocaciones al sacerdocio, que mantienen viva la fe y guardan la bendita memoria de tu Hijo Jesús mediante la predicación de su palabra y la administración san jose de los sacramentos, con los que continuamente renuevas a tus fieles. Concédenos santos ministros de tu altar, cuidadosos y fervientes guardianes de la Eucaristía, sacramento del supremo don de Cristo para la redención del mundo.
Solicitud de oración: Publique su propia «La oración a San José»
A ti te damos nuestros cuerpos, nuestros corazones y nuestras almas; a ti te damos nuestros hogares, nuestras familias, nuestro país. Padre bondadoso y santo, concédenos el intelecto para comprenderte, la razón para discernir, la diligencia para buscarte, la sabiduría para encontrarte, un espíritu para conocerte, un corazón para meditar en ti. Que nuestros oídos te escuchen; que nuestros ojos te contemplen y nuestra lengua te proclame. Danos gracia para que nuestro estilo de vida te sea agradable, para que tengamos paciencia para esperarte y perseverancia para buscarte. Concédenos un final perfecto: tu santa presencia, una bendita resurrección y vida eterna.
reino del Sagrado Corazón de tu adorable Hijo, en nuestro corazón y en el de todos los hombres, en nuestro país y en todo el mundo, como en el cielo. Te consagramos nuestro mismo ser y toda nuestra vida; todo lo que tenemos, todo lo que amamos, todo lo que somos.
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Llama a los ministros de tu misericordia que, a través del sacramento de la Reconciliación, difundan la alegría de tu perdón. Concede, oh Padre, que la Iglesia acoja con alegría las numerosas inspiraciones del Espíritu de tu Hijo y, dócil a sus enseñanzas, cuide de las vocaciones al sacerdocio ministerial y a la vida consagrada.